miércoles, 12 de diciembre de 2012

Agua... Tierra



Llevo ya dos semanas, creo, por el sur de la India. Que país... que gente... No se por donde empezar, pero ya nos ha pasado de casi de todo. Vamos Toni y servidor. Estaremos juntos hasta inicios de diciembre. Volamos un ''martes y trece'', de este noviembre, frío en su primera mitad, en las Españas; caluroso en estas tierras de oriente. Y es que he decidido volver aquí, donde mejor puede uno hacer el indio. Mi madre siempre me dijo que se me daba muy bien, ya de muy pequeñito, así que tras dos años y medio de la anterior visita vuelvo para hacer algo así como un post-grado en la materia. Por ahora son todo prácticas, no hemos visto nada de teoría, pero hemos remado en las Backwaters, he ''conducido'' una moto, tocado la guitarra con unos músicos de la ostia, he visto una serpiente, y al Dalai Lama in fucking person, me he dado un baño inolvidable en el Mar Arábigo, he conocido a una italiana que nacimos el mismo año, mes, día y HORA, vi una luciérnaga, experimenté un abrazo en el que todo el Cosmos se congeló, escuché recitar mantras a un tipo que en la puta vida habían mis oídos deleitádose tanto con algo similar...

El cambio de mentalidad-civilización es fuerte. India de por si es un país de contrastes. Si vas a la tuya, con nuestra mentalidad occidental de mierda, estás jodido; te aburrirás como una ostra. Aquí, un tío de 2 metros, gafas de sol, feo, y las más de las veces guitarra en mano... llama la atención. Y es en ese juego donde todo empieza.

Ellos son llamémosles 'diferentes'. No me gusta escuchar a occidentales diciendo que son raros... La estructura mental de la realidad difiere de 'la nuestra'. La estructura política, social, el entramado religioso... todo es tan diferente. La escala de valores, la comida, el ideal de belleza, todo, incluso el sol y la luna, que no se ven aquí igualico-igualico que en España.

Gilipollas hay en todas partes, es una verdad irrefutable, por lo visto (y por desgracia); pero en la India el índice, sinceramente, es muy bajo. La gente es de un amable que a nuestro parecer sorprende. Siempre pensamos que quien nos viene a ayudar pedirá después algo a cambio, y tal cual sucede, sí, pero aquí un tío es capaz de dejar su trabajo, su faena, su tienda, su loquesea, y te lleva al lugar que busques. Y el deporte nacional, que no es otro sino saludar, es una descarga de endorfinas gracias a la colección de sonrisas y 'namastés' que me llevo con cada salida a la calle. Muchos miran, algunos se ríen, otros sonríen, y todos responden si soy el primero en levantar mi mano, sonreír, y hacerle con mi cabeza un 'sí' que viene a decir ''hola que hay... pasaba por aquí''. Algunos críos, de entre 5 y 7 años, incluso se asustan al verme si les pilla muy de sopetón mi presencia.

No sé cómo ni por dónde empezar a explicar, si es que hay algo que explicar. Las experiencias aquí son a veces tan... inexplicables... Tampoco quiero hacer un diario de viaje,  pero como un poco romancero sí que soy, iré desgranando aventuras y desventuras según se pongan de acuerdo las musas, el Señor Tao y mis ganas de escribir.

Por lo pronto el aterrizaje ya fue la primera experiencia 'indian style'. A las 5 de la mañana el taxista que nos adjudican lleva una trompa considerable, de esas de ir agarrándote a la puerta del coche para abrirlo. Coño, con este tipo hemos de hacer 55 Kms hasta Varkala... le digo al gerente que si por favor nos cambian de chófer, si es posible alguien menor de 70 años y que no vaya bebido. Y el tipo, me gira la mano y me dice que ''all men are drunked now''. Encima el abuelo no hablaba inglés. Solo decía ''smoking? cigarrette?''. Al Toni, con la tontería le vacío casi medio paquete. Pero no le importaba, decía, porque así se mantenía despierto, el indio... que a estas, con las luces largas durante todo el viaje (con dos cojones), frenaba aun sin curvas cada vez que nos topábamos con un coche de frente... cada vez... del pedo que llevaba se arrimaba cuando venían de frente bien al lateral; que además esa es otra, yendo por la izquierda como van, recién venido de Calatayud... a uno le impresiona. Llegamos ya de día, y celebramos los tres con un cigarro más el haber llegado vivos. Le di unos para el camino de vuelta... espero que volviese entero el hombre.

Tras 24 horas sin dormir, el jet-lack o como coño le digan, que pienso que en vez de una cabeza tengo tres, o más, y todas hinchadas..., respirando el aire cargado de la India tropical y tras desayunar algo de buen humo... lo primero que hicimos fue ir a buscar cerveza fría. Odisea donde las haya, a esas horas, en ese lugar, pues nos dio casi mediodía y nos tuvimos que rendir a un desayuno de los de verdad y una vista del mar como pocas he disfrutado. Ahí empezó todo un periplo de hechos, acontecimientos, procesos, y eso que dicen que existe -y no- que llaman casualidades, en el que estoy inmerso hace dos semanas, creo.

AGUA

El Viaje en el que estoy inmerso lo vivo segundo a segundo. Poco hay planeado, unas leves líneas de cuándo entrar y salir de Nepal, y ya. Tengo claro que sitios quiero volver a visitar, sé cuales nuevos quiero ver, y estoy abierto a fluir. De hecho, es esto último lo que me fascina practicar aquí en la India. Lo ideal sería lograrlo anywhere, anytime, y aunque hay grados y grados de fluidez con el medio, aquí es mucho mas fácil saberse parte del Todo. Bien es cierto que con menos preocupaciones que nunca uno dispone de la concentración necesaria.

En el Sutra del Loto, dice Buda: ''Nada es firme ni estable, todo es espuma sobre el agua, puro espejismo. Debéis haceos pronto con un corazón desprendido''. Y esa será mi 'hoja de ruta' en lo cronológico, en el viaje. Pero consciente sobre más o menos en que zona voy a estar, mis días se moverán en función de los 5 elementos, a saber: Agua, Tierra, Éter o vacío, Aire y Fuego.

En Kanyakumari, pero en mi anterior estancia, pude experimentar la sensación de ver desde la punta mas meridional del subcontinente indio: a un lado el Océano Indico, y al otro el Mar Arábigo. Este ultimo posee eso que decimos ''un algo''. Siento una conexión especial. En Varkala la magia de la playa, en Allepey remar en las backwaters, verlo en tren... La 'etapa Agua' del viaje se inicia a orillas del Arábigo. Empieza también la etapa en la que el agua que bebo es solo embotellada, aquí no puedo tomar de cualquier sitio. Aunque vengo medio-vacunado no es cuestión de jugarse el tipo, ni el estomago, aunque pienso que al final uno se adapta al medio y acaba medio-inmunizado. Bueno, los primeros días: agua y alcohol...

Llegar al Sur de la India rompió mi rutina y hábitos: adiós Yoga, adiós meditación, adiós lectura... y no hubo día -mas bien noche- que no acabase viendo doble, el alcohol además de barato entraba bien... con la consiguiente ingesta de agua la mañana después. Hasta que no me encuentre sólo no volveré a concentrarme en mí, no quiero. Ahora toca esto, en realidad no he tenido ni primavera ni verano... Aunque ya le dije a Toni en broma que ya tengo ganas de que se vaya a Goa y yo tire hacia Nepal... Como decían 'Los Suaves', a mí esta vida me va a matar...

Por otro lado, la parte espiritual de mi andanza, que decididamente había retrasado, se presento de sopetón con una sorpresa: la visita del Dalai Lama al Sivagiri Temple de Varkala, ''casualmente'' el pueblo en el que pase la primera semana en la India. De hecho me enteré un día antes de cambiar de pueblo, pero dos días después decidí volver al Sur a ver a tan singular personaje. La experiencia he de decir que fue mejor de lo que pensé: además de no haber mucha gente, unas 500 personas, el hecho de tenerlo por un momento a un metro fue una sensación entre susto-sorpresa-alegría muy rara. Venía a inaugurar un peregrinaje interreligioso hasta Kollam que  se celebra desde hace justo 80 años, de ahí su presencia. Saludó, y con su paso ya casi patizambo caminó junto a otros representantes religiosos hasta un agujero donde el tibetano planto un árbol. Tuvieron la palabra varios santones y sacerdotes hinduistas, y por último él. Hablo de sus lugares comunes: respeto, compasión, espiritualidad... e hizo alguna referencia a como está de jodido el mundo (con sus palabras, claro), y la importancia de guardar unos valores en situaciones como esta. Hay más del Dalai Lama pero queda en casa.

Hablando de casa... en las primeras 3 noches dormimos en tres sitios diferentes, a razón de, primero un puto horno de habitación que explotan como Bungalow. Una noche, claro. Dejamos los huesos al día siguiente en un sitio con unas habitaciones más que aceptables, vista privilegia del mar, por un precio también aceptable. 'Now' lleva la recepción, y baila en el Rocanrol Café por las noches con unos pelotazos guapos-guapos. Es un 'bailongo', como le bautizamos. Entramos regateándole el precio de la noche, que estaremos varias, le decimos. Tras una conversación surrealista nos quedamos para varias noches. Le caemos bien, nos deja prestados unos altavoces que ya de buena tarde (y al volver de fiesta por la noche) ponemos a prueba con Metallica y demás música relajante. A la mañana siguiente nos dice que nos mueve de habitación, que a una viejuna holandesa le dimos un poco por el saco... Suerte que no nos eche del hotel. Nos pone justo al otro lado del edificio... más apartado pero con unas vistas del mar día y noche que hacían nuestras delicias. Ya tenemos habitación fija para unos días... nos ha costado 3 experiencias... Hay varias movidas que ocurrieron esos días, muy largo y complicado de explicar.

Viajo cual perro-flauta con mi guitarra. Y me brinda unas oportunidades únicas. Toco con una gente con un nivel sublime y la magia de la música nos envuelve cada día. He tocado con un tipo que se marcaba unos mantras del copón; se había pegado años estudiando en Asia. Bajo la luz de la luna con Suni, un indio profesor de percusión, y artesano de sus propios instrumentos. El mismo me llevo a un ensayo con mas músicos otro día. En Varkala, un joven australiano se enamoro de mi guitarra; y como la tocaba Alex. Subash, un viejo hindú de Pune que me pillo en la calle sacó su armónica para marcamos unas improvisaciones. Y con una inglesa que emanaba pura energía por los poros de la piel toqué Nirvana. Fue todo un elogio por lo bien salio, y mas por confesar que nunca nunca nunca había cantado en publico.

Esto último fue en el Chill Out Lounge, un local muy singular que recoge lo mejor de Varkala de madrugada. Ese lugar, y el Rock and Roll Cafe eran nuestras bases de operaciones. En este ultimo, cómo no, también toqué... e incluso les puse algún temazo de los ''Asian Dub Foundation'' conectando mi mp3 a su equipo. Anécdota: el Charly del local me dijo que si quería que diese un concierto, que lo anunciaban con flyers y todo... creo que va a ser que no. En todo caso que me acepte como DJ una noche a mi vuelta, en marzo. De seguro que le vacío el local.

Donde no hice ni un acorde fue en las Backwaters, que no son sino un mazo de kilómetros y kilómetros de canales naturales, otros artificiales, los menos, que conectan con el Mar Arábigo. Nada que ver con Venecia... asombroso es... romántico no. Pasamos hora y media el primer día en un barco de unos 15 metros de eslora, los dos solos, Toni y yo, ah y el conductor, claro... hicimos algunas paradas, con sitios interesantísimos. Al día siguiente nos pegamos todo el santo día, madrugón incluido, en un bote de madera para tres personas, con un indio al que mi afán turista le hizo un favor. Le pedí si podía remar con él, y acepto de buen grado, toda una experiencia. Al tipo le hicimos escuchar algo de metal bestia, y movía la cabeza, como que le gustaba...


TIERRA

Ahora estoy en Kumily, la capital de la India, aun diría más, de Todo Oriente. Aquí hace dos años y medio me consideré un hombre feliz. Hoy vuelvo, ya llevo 5 noches, creo, pero vuelvo no como me fui, sino amputado. I'm sorry... me dice Shukkoor, mientras me da la cena de bienvenida. No problem... no es nada que no cure uno de tus platos de autentica cocina de Kerala. Junto a su mujer, Nessiya, llevan el Panthalam's Home Stay, que no es sino el lugar donde habito, y ya habite tres semanas en 2010. Estoy rodeado al Este y al Sur por una Reserva Natural... a tan pocos metros, que os prometo por lo más sagrado que me acabo de meter a seguir escribiendo dentro de la habitación porque en la oscura noche acaba de venir un mono a darme un susto de cojones, golpeando la barandilla junto a mi terraza... Hay dos tipos de monos en Kumily: los monos negros y grandes (además de guapos) son inofensivos, pero los grises... son pequeños y retorcidos (además de feos). Y son estos cabrones los que me hacían la visita.

Al norte esta Kumily en si, el ruidoso y soleado pueblo. Vivo a unos 400m de allí, a la vista de verdes palmeras y hermosos cantos de pájaros al día, y grillos, luna llena y monos graciosos a la noche. Aquí me siento en casa. No menos importante que el lugar, es la amistad que me une a esta familia. Tienen una niña de 6 años con carácter singular que me tiene atrapado. Es un sol esta cría. Su padre me considera un hermano, y ella me llama ''uncle'' (cuando me llama es que se me cae la baba). Acaba de tener una hermanita en mayo. Shukkoor ya aviso cuando estaba embarazada Nessiya, y volver ahora con 'the new one' como me decía el, es emocionante. La 'new one' es otra monada: Alsifa es su nombre, siempre está sonriendo, tanto que hace un par de días al tenerla en brazos me vomito encima y después me sonrío...jejeje. Si le saludo o le hago el indio me devuelve una risa.

Las mañanas en esta parte de Kumily son de lo más agradable. Cantos de los mas diversos pájaros, monos negros y grises yendo de rama en rama, un aire excepcional, palmeras y la mas diversa flora, un sol que carga las pilas y pone tostadito, algo de Yoga, y a veces a lo lejos, algún motor de alguien que me recuerda la armonía en la que estoy inmerso. Puedo desayunar, comer y cenar aquí, muy bien además, pero las cenas solemos Toni y yo salir al pueblo.

Hace dos noches cená en casa de Nissad, un joven veinteañero (con ese bigote que les hace 10 años más viejos) a cuya boda asistí invitado la vez anterior. He acertado con el regalo, tienen un baby de camino. Cenamos con el, invitación de familia musulmana, imposible que entiendan un 'no'. Yo había salido sólo a comprar agua... me encuentro a Nissad y me dice que entre en casa. Le digo, redigo y tridigo que me esperan en la habitación; me ve con tres botellas de agua y dos de zumo, pero da igual, me coge del brazo y acabo tomándome un té con su familia. A todo esto, el Toni pensando en mi, yo pensando en el Toni, hasta que aparece este, a casi media hora de mi salida... Ven a un tipo blanco por la calle y enseguida lo hacen entrar...En la entrada la misma decoración islámica que antaño: mezquitas, y el nombre en árabe de Alá y Mahoma. Nos pone una cena de esas que no fácilmente se olvidan, le dijimos que era un ''lucky man'' por comer así todos los días... En dos semanas ya he cogido algún kilito de más...

Además de cuidarnos en lo gastronómico, también lo hacemos en lo terapéutico: ayer tuvimos sesión con Shiju (que lo pronuncian 'Saidu', y es quien me enseñó Ayurveda-Panchakarma en un cursillo de 2 semanas, hace 2 años). Tiene unas manos que trabajan el masaje indio con la fuerza, vitalidad y energía que lo caracterizan. Después de 1 hora y algo de masaje, seguido tuve (como en Varkala) un Siro-Dhara, que no es sino 45 minutos con un hilo de aceite caliente cayendo de lado a lado de la frente, abriendo el chakra del 'tercer ojo'. Después, más de un cuarto de hora de baño de vapor. Total, más de dos horas de tratamiento, y un considerable 'mono' de algo que levantase mi ya de por si baja presión sanguínea. Hubiera robado golosinas a un niño, de no ser que salí como flotando, pero sin el como. Fue el primero de 4 ó 5 seguidos día sí día también, hago el tratamiento durante lo que me dé de si Kumily. Hay que pensar en salir... de aquí no nos iríamos nunca. Uno se adapta al medio de tal forma que ayer me compré 5 pares de 'dhotis' (en hindi) o 'munde' (en malayalam, aquí en Kerala). Viene a ser una tela de 2 ó 4 metros usada 'modo pareo' con el que visten de cintura para abajo los lugareños. Me hice con los de 2 metros. De cintura para abajo ya parezco un indio. Y uso una 'pasta' de dientes Ayurvédica, que no es pasta sino polvos... negros, que huelen que echan para atrás, a veces hasta me dan arcadas. No es cuestión de sufrir, pero es picante, sí, como la comida, lleva especias de todo tipo. Pero da buen resultado.

Recorrer la India andando es precioso, recorrerla en tren, fabuloso. En bus también, aunque con el riesgo añadido del movimiento brusco constante, y el modo de conducción india. Pero recorrerla en moto... es lo mejor. Y como yo no conduzco, lo mejor de lo mejor es ir de paquete si alguien conduce, y lo mejor de lo mejor de lo mejor es ir con alguien que conduce de puta madre: Toni. Le estoy cogiendo gusto... ya en Varkala la disfrutamos mucho. Esta mañana hemos salido con la moto de Shukkoor, con la clara intención de perdernos. Primero hemos subido con Saidu y un amigo suyo, en 2 motos, a una montaña de nombre impronunciable que venia a significar, dicen, 'The Camel Hill'', la colina del camello, vamos. Camellos no hemos visto, por suerte o desgracia -siempre dependiendo del tipo de- pero sí la bruma, las nubes bajas acariciando los montes del Este, como a unos 40 Km. Nos iban a enseñar un lugar más... pero tenían que ir al velatorio de un muerto; nos invitan pero... mejor no, sorry. Así que nos echamos pal monte y vamos por los caminos mas retorcidos, disfrutando de la India que no se ve de otra forma sino así, apareciendo de sopetón en el corazón de esta cultura rural. La hospitalidad y simpatía de esta gente nos lleva a las situaciones más diversas y a veces surrealistas!

Pasaría horas hablando de las cosas que suceden aquí, alla, acullá... pero he de pasar página. Después de Kumily, aprobado con Nota (alta... altísima), tocaba Madurai, también de nuevo, ya había estado antes. Repetí lo que mas merece la pena, el templo de Sree Meenakshi, una preciosidad escultórica y arquitectónica. Un templo que esta vez visitamos con un guía... mejor. En Kumily de ser dos pasamos a ser cuatro. Conocimos los últimos días a Sandía y Paloma, dos spanish simpatiquísimas con las que da gusto hablar. Fuimos juntos a Madurai. Allí algo extraño pasaba constantemente, como ir a parar (pedimos por un lugar barato) al mismo lugar donde estuve la vez anterior... misma planta, y si no me dieron la misma habitación, era la del al lado. En aquella otra vez anterior solo conocí, hablé, con un tipo un poco en profundidad. Se llamaba Ganesh, como el dios: esta vez fueron dos tipos, y los dos se llamaban Ganesh, y no eran el de la otra vez. Acabé comiendo en el mismo restaurante que antaño, la oferta de lugares no daba mas de si; aunque probamos lo que según la guía 'Lonely Planet' es la mejor pastelería de Madurai, pero os aseguro que es una auténtica bazofia. Además de ello, nos echamos algunas risas el grupo porque no fueron pocas las veces que yo decía algo... y ocurría ese algo a veces pero ni acabada la frase... Mucha magia en Madurai.

Allí fue donde Toni partió ya definitivamente hacia Goa (que ganas tiene el tío de estar allí) y yo me acoplé con Paloma y Sandia hacia Tiruvannamalai, pasando por Vilupuram. Que lío de nombres... la cosa es que en Tiruvannamalai hay una montaña sagrada, Arunachala, donde creen que apareció Shiva en forma de fuego. Arunachala es el origen del 'Shivalingam', de aquí proviene el tan conocido -y adorado en toda India y Nepal- símbolo fálico de Shiva mezclado simbólicamente con un... con un coño, vamos. Hay fotos. Para mas INRI aquí estuvo meditando Sri Ramana Maharsi mas de 20 años, el siglo pasado; todo un personaje en la espiritualidad india al que también vi que adoraban en Nepal.

Ayer subimos a media montaña, y Paloma subió sola hasta arriba del todo. Nos dejo atrás porque en el camino hay ashrams donde meditar, donde han meditado varios maestros y nos entretuvimos dentro. Es una tía con un par, y al bajar nos contó lo complicado que subir y volver. Hoy he subido yo. Es, al inicio, media hora de sendero de piedras parte a la sombra por lo denso de la vegetación, pero luego empieza la colina en si, 800 metros de subida, a cuya cima se llega por un laberinto de piedras, hierbas y arbustos que han de sortearse con una inclinación considerable.

En el trayecto varia gente subiendo, algunos ya bajando. Y en esto que me quedo con que hay quienes hacen el recorrido descalzos..., así que a menos de media hora de la cima me encuentro a un sadhu (hombre-santo para los hindúes) que me dice que suba descalzo, le digo que noooo, que 'no way', pero insiste y me dice que si lo hago sentiré mas el poder de Shiva... En sus ojos veo algo que me convencen, hablamos un rato y me despido de él con mis deportivas en la mano, sin calcetines, para probar unos metros. Resulta ser un vicio, no puedo ponérmelos de nuevo y me envuelve una atmosfera extraña en la que me rodean, a punto ya de tocar la cima, monos y unas nubes blanquísimas que vienen desde lo lejos-lejos a acariciar mi piel.

Arriba en la cima viven unos ascetas. Bajan al pueblo poco, poquísimo. Me enrollo a hablar con uno de ellos, me cuenta que lleva 25 años renunciando al mundo, viviendo y meditando en la cima; tiene 35 y que su gurú vivió 75 años allí. Me muestro escéptico -aunque le creo- y me invita a la chabola de adobe y techo de plástico donde viven. Bebo te con ellos, les pregunto por las Enseñanzas de su maestro. Me muestran fotos y escritos del gurú, intercambiamos impresiones sobre sus palabras, y tras una larga e interesantísima conversación me invitan a  quedarme a dormir. El corazón me da un vuelco, hay una comunión muy especial con este lugar, pero no puedo quedarme: mis amigas me esperan abajo hoy... y mañana o pasado salimos. De todos modos, me dicen, que siempre que quiera puedo ir. Nos hacemos una foto y me muestran un altar que le tienen erigido a su gurú. Les dejo mi agua -me guardo medio litro para bajar-, galletas y plátanos, además de inciensos que pido enciendan por su maestro, por sus dioses, por mi y mi gente. Nos despedimos con un abrazo, todos. No se que se me ha movido dentro, pero quiero bajar descalzo, y así lo hago, no solo hasta la base, sino hasta la misma habitación. Eso sí, no me hice ni un rasguñazo... pisando fango, piedras, tierra y finalmente un poco de asfalto. Total más de dos horas. Una experiencia de estas que 'diciembre' año a año me brinda. No lo sé explicar con palabras.

Antes de irme me enseñan el lugar desde donde cada noche arde una llama de 30 metros solo durante 10 días al año, es un acontecimiento que se vislumbra desde el pueblo. ''Casualmente'' hemos llegado para ver los 3 últimos días de llama, todo un espectáculo por la noche: le llaman el Agni Lingam, los que sepáis algo del Kamasutra ya sabréis lo que es el lingam -lo explique líneas arriba-, Agni es fuego. Por la noche, la montaña se ve lejana, como a 3 kilómetros, pero imponente, y arriba, un pequeño punto de fuego se mezcla a veces con las nubes brumosas que por allí pasan y nos da una visión entre tétrica, misteriosa y mágica... Mucha energía mueve Arunachala. Hay más de la visita al origen del Shivalingam, pero queda en casa.

Tierra, tierra... esta etapa refuerza mi 'yin' con la compañía de estas dos fabulosas e improvisadas compañeras de viaje. Les agradezco de corazón y espíritu que me hayan proporcionado esta oportunidad. Menos mal que estamos los tres locos. Decimos 'bye bye Tiruvannamalai', y amanecemos tras pocas horas de viaje a orillas del Océano Indico. La primera vez que lo veo de verdad, de frente.

Próxima visita... Auroville.






Palmeras, reflejadas en las aguas de las Backwaters.
Un Kingfisher, hermoso pajaro.

El Che anywhere... hasta en la selva.

Mas palmeras, mas Backwaters.

Me eche una barca y me fui a ver si llegaba a Sitges, pero me volvi a la altura de Arabia, que me cansaba mucho.

Ay, quien navega mi barca, quien...

El Toni a la derecha, Mr. Yo a la izquierda, y en medio un negro.

En este habitaculo... llamemoslo asin, una pareja de franceses llevaban a sus dos hijos (uno de meses) por la India. Atrevido o irresponsable... teniais que ver como conducen por estos lares.

Binu, cachondo como el solo. Y yo, largo como yo solo.

El amigo Dalai Lama, todo un personaje.

Planto un pino delante de nosotros. No pensar mal, es todo un ser educado.

Mi equipaje... trato de desprenderme de cosas en la vida y viajo con mil libros, toallas, ropa, camara, tablet, guitarra, y demas enseres.

La nena mas hermosa de la India, aunque no ha salido muy favorecida...

Mi mano, tras comer a lo indio con ella. Si, arroz.

Hermoso amanecer en Kerala, sur de la India.

Mi colega Saidu, viajecito en amoto.

El Toni haciendo el cabra. Me dejo la moto un rato, casi me mato. Rima: Gangrenaaaaaaa

Que rico se veia la India con el Toni y la Maria.

Madurai, Sri Meenakshi Temple. Para verlo.

Mas del Sri Meenakshi Temple de Madurai, segunda vez que lo visito.

Sri Meenakshi Temple: Al moverme sin quitarle la vista hacia un efecto de movimiento asombroso.

Mas del Sri Meenakshi Temple, Madurai.

Otro Ganesh que me encontre en Madurai, y vamos para Bingo.

Las fotos se quedan a medias cuando quiero mostrar lo asombroso de las montaNas. Esa es la que subi y baje descalzo.

Estos tipos, como tantos otros, me confunden con Brad Pitt y me piden hacerse una afoto conmigo. Ok, come on!

Arunachala Mountain. EL origen del Shiva Lingam.

Coincidimos alli los unicos dias que prenden la llama. Por la noche era especial.

Paloma flipando con el fuego.

Alguna de las velas que os ofreci a muchos de los que leeis estas lineas.

Por los montes de alrededor, el simbolo del Shiva Lingam.

Tambien del OM

La vista de Tiruvannamali desde bien arriba.

Un sadhu, a su rollo, meditando el solico.

Camino facil, al inicio, de la subida al Arunachala.

Un corazon, lo veis, no?

Un mono, lo veis tambien, no?

Estos indios son unos artistas tallando piedra. Y lo hacen con una naturalidad...

Si, una flor, naranja. Tambien hay una mierda, si no la habiais visto.

Templo en Tiruvannamalai.

Oficios varios: El cortaor de madera.

Oficios varios: arreglabicicletas.

Oficios varios: lavando la ropa. El tio me pidio que le hiciera la foto...

Ese Buda me lo tallo en piedra este Charly a medida, y debajo escribio mi nombre profesional: Vitamina Zen. Ya tengo Buda para la consulta.


Este fue el tipo que me convencio para subir descalzo hasta la cima. Despues le cogi gusto y baje hasta la misma habitacion igual.
Aun me queda cacho...

Arriba, ahi es donde arde el famoso fuego que vimos por las noches.

Combustible por toda la cima, de ahi el color de las rocas.

En esta cueva pedi por gente muy especial. En ella creen los hindues que meditaba el mismo Shiva.

Inciensos alli. La cueva es cosa de dos metros cuadrados, y uno y poco de altura. Daba buena vibra.

Algunas de las enseNanzas del maestro de los que viven alli.

Ellos son los que viven arriba, en la cima. Muy hospitalarios.

Bajando, dos crios majisimos, como todos los indios.

Los monos tambien son buena gente, pero casi no hablan,

Cada uno que me encontraba subiendo o bajando le decia "Om Namo Shivaya!" y respondian igual.

El monte desde el lado Este.

Para el taxista de repente y dice que he de pasar por ese agujero, de poco mas de un palmo mio de ancho y unos 40 cms de alto. Dice que da buena suerte, que Ganesh me protege. Va a ser que es verdad.
Se colo aqui una imagen de las Backwaters...

4 comentarios:

  1. Esta genial Oskar, una caña, he flipado al leerlo, me encanta y me resulta una experiencia fascinante el seguirte en la distancia; creo que están viviendo algo único, y quienes habitamos en este páramo silencioso y solitario en el que se convierte Teruel al llegar el invierno, necesitamos de seguir asomados a esta ventana al mundo y a lo que cuentan amigos y gentes.
    Un abrazo desde Alcorisa
    Ángel

    ResponderEliminar
  2. Que bonito!! Me ha gustado muchisimo.... Sigue contandonos tus aventuras así de bien. Parece que te estoy viendo. Muchos besos.

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado tu forma de describir esta experiencia, espero mas noticias de tus andanzas

    ResponderEliminar
  4. qué chulo todo!!! y que bien lo explicas, sabes transmitir la esencia de esos lugares tan especiales y fascinantes a las mil maravillas. Cuidate mucho!!! Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar