el blog del oskillar: Vacío

Todo surje, crece, se transforma, decae y cesa. Todo, y mi estancia en este monasterio no es menos... disfruto los últimos días, saboreo cada hora, observo los últimos minutos, respiro los últimos segundos...

Ha sido un mes. 30 días en un templo zen, rodeado de un entorno sin igual en Nepal, conociendo gente como yo, de paso, que viven sus vidas a saltos de gigante; conviviendo con unos monjes, alguno en particular muy especial... Mis días han pasado durmiendo poco, meditando y leyendo mucho, hablando con unos y con otros, descubriendo, sintiendo, aprendiendo... siempre allí, algún día salí con una bici a ver mundo.

Un mes comiendo todos los días, todos, arroz; con escasas horas de electricidad, casi sin luz ni agua caliente; en el que he pasado mas frío que las ratas, las duchas han sido anecdóticas... pocas; el sol ha salido cuatro o seis días contados; mi cama, de madera toda-toda, y una colchoneta tan dura como estrecha y fina he tenido por regazo... no ha sido fácil, pero sí profundo. No digo bello, hermoso, placentero... ha ido más allá de toda definición. Con el límite de las palabras hemos topado.

Y así es... no puedo escribir mucho más donde tengo tanto y tanto por comentar.

Sólo el cambio es constante en la naturaleza, en la vida.

Guardo de una de las conversaciones con uno de los monjes un escrito en coreano. La traducción, me dice, es difícil, aunque me servirá saber que viene a decir "Primero has de vaciarte, para después poder volverte a llenar".

Empezaba la 'etapa Vacío' a mediados de diciembre, acaba a mediados de enero; comenzaba en 2012, salgo al año siguiente; entraba una persona, salía otra; adiós pelo, adiós fumar, adiós más y más... pero me enseñan que un adiós lleva implícito un nuevo 'hola', si no, vaya budista de mierda que estoy hecho...jeje!!