sábado, 23 de marzo de 2013

FUEGO (1)



AYURVEDA

A las 11 de la mañana llegaba a Kumily, tras 13 horas de bus que disfruté como un enano con esas sensaciones que da este país, y la gente tan peculiar y surrealista que lo habita. Para colmo de una entrada surrealista, al llegar paso de gastarme la pasta en llamar a Shukoor y decirle que ya estoy aquí: entro en la Police Station y les digo que please que le llamen ellos, y que me pidan un taxi a precio indio y no de turista. Sin pensarlo y muy amables acceden a ambas cosas, a Shukoor lo conoce todo el pueblo, y al taxista le dicen que no me cobre más de 25 rupias.

"Shukoor, vengo para dos semanas", le dije. Han sido más de tres. De hecho, casi un mes. Vine buscando un buen maestro de Ayurveda, mejor que el que tuve en 2010; y encontré tres tíos a cual mejor. El potencial que tiene esta gente en terapia es asombroso en comparación con lo que conocemos en occidente.

Sanjeevani es uno de los mejores terapeutas del pueblo, si no el mejor, a juzgar de la de gente que lo visita con problemas y de cómo los sana. Sigue la tradición ayurveda desde sus 14 años. Tuve la gran oportunidad de verlo trabajar en vivo, en su consulta, ver cómo resuelve casi por arte de magia un dolor de cabeza insoportable o una torcedura con inflamación... Magia no, Ayurveda. Una de las más antiguas medicinas, si no la más, que conocemos en el mundo.

Recorrí todas las clínicas, hospitales y centros de Ayurveda en Kumily y algo de alrededores. El Dr. Pramod es el mejor versado en la materia, combinando los textos antiguos con su enseñanza moderna en la Universidad, mezcla de Tradición y lo más novedoso. Además es un ejemplo de generosidad, igual que Sanjeevani, no me cobró por verle en su consulta.

Hice también un curso de una semana con el Dr. Yoji, del centro Araanam. Un tipo al que no le entendía bien todo su inglés (hay que ver cómo hablan de rápido) y a quien cuando me preguntaba "¿Alguna duda?" le respondía siempre "Si, ¿qué has dicho?". Pese a todo, interesante experiencia también.

Shiju, del Krishnarjuna Ayurvedic Center, fue quien me enseñó en 2010. Me sabía mal no cursar de nuevo con él y ponerle los cuernos con tanta gente. Así que al final me enseñó durante unos veinte días, inestimable ayuda en lo bibliográfico principalmente.

Yobi del centro Aryam un indio cristiano, fue de vital importancia en cuanto a resolver dudas y conocer a la gente apropiada además de hacerme llegar hasta los mejores productos (aceites, polvos, etc...) de los que me hice buena cuenta.

Y me quedé con las ganas de aprender de Rajan Gurukkal, entre otras cosas porque cuando le pregunté que si podría enseñarme me dijo medio enfadado: "No! Porque el Ayurveda es algo que no puedes aprender en tres semanas". Me encantó. Tuve después dos masajes con él. Asombroso. Al final hemos tenido feeling. Si vengo algún día al menos 2 ó 3 meses, me dijo, podría enseñarme algo, y solo algo, insitía.

Así, mis días en Kumily transcurrieron entre libros, observar cómo pasan consulta a pacientes, clases, práctica, resolver dudas, etc......


KUMILY

La capital de la India. Un lugar en el que me quedé atrapado, por tercera vez. Aquí me puedo sentir como en casa. Sorprendentemente hay indios que me recuerdan desde 2010, la gente ayuda desinteresadamente de una manera que en Occidente pocos conocen, y tan en casa me siento que puedo parar una moto así a las bravas y casi sin mediar palabra subirme: cualquier desconocido que va de camino me acerca a casa. Esa es otra... casa. En Kumily no vivo en un hotel o guest-house, no lo siento así. Vivo en la casa de Shukoor y familia. El está orgulloso de decirle al resto de clientes "Oscar is my brother" y a mí se me enamora el alma cuando sus niñas me sonríen. Su mujer y él hacen los mejores platos de cocina típica de Kerala. Mejor que en cualquier restaurante que he probado. Y sí, de nuevo, al despedirnos, las lágrimas aparecieron por allí.

Todos en la calle saludan, sonríen. Los niños me piden lápices y rupias, les bromeo y les digo que sean más originales. No les hace falta realmente, no hay miseria en Kumily. Se respira buen ambiente y mucho respeto entre tanta mezcla étnica y religiosa. El Sur de la India es lo que tiene: gente, paisajes, comida... espectaculares. Me adapto de tal modo que de cintura para abajo visto como ellos algunos días, con una prenda el lungui, a modo de pareo; pero con mi camiseta, gafas de sol y gorra occidental. A Shukoor a veces le hace daño a la vista mi look, pero me parto de risa con él.

Un día pilla el coche y tranquilamente nos hacemos más de 250 km entre los Estados de Kerala y Tamil Nadu. 250 km en India es mucho decir. Los lugares a los que me llevó fueron indescriptibles. El les llama los "secret places". Secretos y hasta prohibidos: la presa de Idukki, donde tenemos que ponerle carita de niños buenos a la poli para que nos dejen pasar hasta la misma base del muro, o un maravilloso paisaje de un pantano que es zona militar y donde nos colamos, hasta que los malos nos echaron con cara de asombro ante nuestra presencia.

El fuego de Vida empieza ya. Hasta ahora, el Viaje, estos cuatro meses... fueron la chispa.


Estos cabroncetes justo antes del flash y en un pimpam me cogieron sin avisar de las piernas. Estabamos los tres de pie, y al segundo estaba ahi en el aire. Son luichadores de Karali, cualquiera les dice nada...


Filosofando con Ansiya, la hija de Shookur, mi sobrina adoptada, sobre  la vida...


Yobi, se sube para estar a mi altura, dice, pero realmente soy yo quien no esta a la suya. Buen terapeuta!

Rajan Gurukkal, todo un personaje en Kumily. Practicante de Marma Terapia. Un genio con sus manos.

Estas es una de esas fotos de... "Nos podemos hacer una foto contigo?"

Le llaman Kunjumon (pequeNO hombre) y me ha proveido DIARIAMENTE de zuno de piNa.

Sachu, un chaval que disfruta ayudando desinteresadamente. Que joya.

Yobi, de nuevo.

Very good, Kerala food.
Por aqui se va a Madrid.



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