sábado, 23 de marzo de 2013

FUEGO (1)



AYURVEDA

A las 11 de la mañana llegaba a Kumily, tras 13 horas de bus que disfruté como un enano con esas sensaciones que da este país, y la gente tan peculiar y surrealista que lo habita. Para colmo de una entrada surrealista, al llegar paso de gastarme la pasta en llamar a Shukoor y decirle que ya estoy aquí: entro en la Police Station y les digo que please que le llamen ellos, y que me pidan un taxi a precio indio y no de turista. Sin pensarlo y muy amables acceden a ambas cosas, a Shukoor lo conoce todo el pueblo, y al taxista le dicen que no me cobre más de 25 rupias.

"Shukoor, vengo para dos semanas", le dije. Han sido más de tres. De hecho, casi un mes. Vine buscando un buen maestro de Ayurveda, mejor que el que tuve en 2010; y encontré tres tíos a cual mejor. El potencial que tiene esta gente en terapia es asombroso en comparación con lo que conocemos en occidente.

Sanjeevani es uno de los mejores terapeutas del pueblo, si no el mejor, a juzgar de la de gente que lo visita con problemas y de cómo los sana. Sigue la tradición ayurveda desde sus 14 años. Tuve la gran oportunidad de verlo trabajar en vivo, en su consulta, ver cómo resuelve casi por arte de magia un dolor de cabeza insoportable o una torcedura con inflamación... Magia no, Ayurveda. Una de las más antiguas medicinas, si no la más, que conocemos en el mundo.

Recorrí todas las clínicas, hospitales y centros de Ayurveda en Kumily y algo de alrededores. El Dr. Pramod es el mejor versado en la materia, combinando los textos antiguos con su enseñanza moderna en la Universidad, mezcla de Tradición y lo más novedoso. Además es un ejemplo de generosidad, igual que Sanjeevani, no me cobró por verle en su consulta.

Hice también un curso de una semana con el Dr. Yoji, del centro Araanam. Un tipo al que no le entendía bien todo su inglés (hay que ver cómo hablan de rápido) y a quien cuando me preguntaba "¿Alguna duda?" le respondía siempre "Si, ¿qué has dicho?". Pese a todo, interesante experiencia también.

Shiju, del Krishnarjuna Ayurvedic Center, fue quien me enseñó en 2010. Me sabía mal no cursar de nuevo con él y ponerle los cuernos con tanta gente. Así que al final me enseñó durante unos veinte días, inestimable ayuda en lo bibliográfico principalmente.

Yobi del centro Aryam un indio cristiano, fue de vital importancia en cuanto a resolver dudas y conocer a la gente apropiada además de hacerme llegar hasta los mejores productos (aceites, polvos, etc...) de los que me hice buena cuenta.

Y me quedé con las ganas de aprender de Rajan Gurukkal, entre otras cosas porque cuando le pregunté que si podría enseñarme me dijo medio enfadado: "No! Porque el Ayurveda es algo que no puedes aprender en tres semanas". Me encantó. Tuve después dos masajes con él. Asombroso. Al final hemos tenido feeling. Si vengo algún día al menos 2 ó 3 meses, me dijo, podría enseñarme algo, y solo algo, insitía.

Así, mis días en Kumily transcurrieron entre libros, observar cómo pasan consulta a pacientes, clases, práctica, resolver dudas, etc......


KUMILY

La capital de la India. Un lugar en el que me quedé atrapado, por tercera vez. Aquí me puedo sentir como en casa. Sorprendentemente hay indios que me recuerdan desde 2010, la gente ayuda desinteresadamente de una manera que en Occidente pocos conocen, y tan en casa me siento que puedo parar una moto así a las bravas y casi sin mediar palabra subirme: cualquier desconocido que va de camino me acerca a casa. Esa es otra... casa. En Kumily no vivo en un hotel o guest-house, no lo siento así. Vivo en la casa de Shukoor y familia. El está orgulloso de decirle al resto de clientes "Oscar is my brother" y a mí se me enamora el alma cuando sus niñas me sonríen. Su mujer y él hacen los mejores platos de cocina típica de Kerala. Mejor que en cualquier restaurante que he probado. Y sí, de nuevo, al despedirnos, las lágrimas aparecieron por allí.

Todos en la calle saludan, sonríen. Los niños me piden lápices y rupias, les bromeo y les digo que sean más originales. No les hace falta realmente, no hay miseria en Kumily. Se respira buen ambiente y mucho respeto entre tanta mezcla étnica y religiosa. El Sur de la India es lo que tiene: gente, paisajes, comida... espectaculares. Me adapto de tal modo que de cintura para abajo visto como ellos algunos días, con una prenda el lungui, a modo de pareo; pero con mi camiseta, gafas de sol y gorra occidental. A Shukoor a veces le hace daño a la vista mi look, pero me parto de risa con él.

Un día pilla el coche y tranquilamente nos hacemos más de 250 km entre los Estados de Kerala y Tamil Nadu. 250 km en India es mucho decir. Los lugares a los que me llevó fueron indescriptibles. El les llama los "secret places". Secretos y hasta prohibidos: la presa de Idukki, donde tenemos que ponerle carita de niños buenos a la poli para que nos dejen pasar hasta la misma base del muro, o un maravilloso paisaje de un pantano que es zona militar y donde nos colamos, hasta que los malos nos echaron con cara de asombro ante nuestra presencia.

El fuego de Vida empieza ya. Hasta ahora, el Viaje, estos cuatro meses... fueron la chispa.


Estos cabroncetes justo antes del flash y en un pimpam me cogieron sin avisar de las piernas. Estabamos los tres de pie, y al segundo estaba ahi en el aire. Son luichadores de Karali, cualquiera les dice nada...


Filosofando con Ansiya, la hija de Shookur, mi sobrina adoptada, sobre  la vida...


Yobi, se sube para estar a mi altura, dice, pero realmente soy yo quien no esta a la suya. Buen terapeuta!

Rajan Gurukkal, todo un personaje en Kumily. Practicante de Marma Terapia. Un genio con sus manos.

Estas es una de esas fotos de... "Nos podemos hacer una foto contigo?"

Le llaman Kunjumon (pequeNO hombre) y me ha proveido DIARIAMENTE de zuno de piNa.

Sachu, un chaval que disfruta ayudando desinteresadamente. Que joya.

Yobi, de nuevo.

Very good, Kerala food.
Por aqui se va a Madrid.



sábado, 16 de marzo de 2013

Welcome to India


GUIA PRÁCTICA PARA LA INDIA EN DOS MINUTOS

Salgo de Nepal, en avión, destino al Sur, con una escala de por medio. La compañía: Air India, les pregunto: ¿Va a dar tiempo de coger el avión que me conecta en menos de una hora, si he de recoger mi equipaje en Delhi y facturarlo de nuevo? Yes, yes, no problem.

Aterrizaje, esperar la mochila, cogerla y follao a facturarla. Ohhh, prueba no-superada, para mí y unos... cincuenta pasajeros más. Mala ostia en el ambiente, gritos y hasta insultos. Yo paso de enfadarme, me pongo a leer. Serán cuatro horas de espera, pero no me dará para pillar a la llegada un bus a Kumily. Welcome to India.

En el impass llamo a una agencia de autobuses: Llegaré a las 20:15h a Chennai y el último bus sale a las 21h. Me dicen que en 15 minutos llego del aeropuerto a la salida del bus. Les pregunto tres veces, porque no me lo creo: ¿Fifteen minutes? Yes. ¿Fifteen? Yes. ¿One-Five? Yes, yes. Después, al entrar al avión le pregunto a un viejo si es de Chennai, le comento la jugada y tras una sonora y contagiosa carcajada me dice que tardo al menos una hora. Welcome to India.

El avión llega tarde, más de las 21h, pero no me quiero rendir, y me tiro para la estación. Importante: en la India hay siempre que preguntar, pero no siempre hacer caso. Llego a las 21:45h, me dicen que espere que llega uno a Kumily. Opto a partir de ahora por dejarme llevar, hacerles caso. Pasa un autobús cuyo revisor dice "Kumily! Kumily!". Me levanto, pero me hacen sentarme los gerentes de información. Que espere, no hablan inglés. Le digo que ese va a Kumily. Que espere, con gestos. Ok, me dejo llevar, fluir, espero no arrepentirme. Pasa otro bus "Kumily Kumily!". Me levanto con mi mochila, la otra bolsa y la guitarra. A gestos me hacen sentar, que espere... Al rato viene uno, no dice el revisor ni papa pero me hacen subir. Les digo "¿Kumily?" Yes yes... Y arriba, al minuto de arrancar pregunto de nuevo pregunto "¿Kumily?" No, no Kumily. Welcome to India.

Por suerte me llevó de camino. Por la mañana estaba en Periyakulam (famoso por sus... ni idea). Me hacen subir a un bus, "¿Kumily?" Yes yes. Arranca, y dentro un hombre, mejor informado que el propio revisor, me dice: "No, Kumily next bus". Welcome to India.

Pedir en restaurantes puede ser una aventura. Aquí el tiempo es otra cosa, tranquilamente pueden tardar de 20 a 40 minutos, pero cuando tras casi una hora no viene el plato, les pregunto: perdón, ¿cuánto tardara en venir la comida? Respuesta: "¿Comida? ¿Has pedido algo?" Welcome to India.

Eso sí, hay que estar predispuesto a responder con todo detalle al cuestionario que vayas donde vayas es calcado, a veces hasta en el orden: ¿de dónde eres? ¿de qué país? ¿cómo te llamas? ¿dónde vas ahora? ¿en qué hotel te hospedas? ¿cuánto llevas viajando? ¿cuándo te vuelves? Español, ¿te gusta el fútbol?  ¿estás casado? Si la respuesta es "sí" las siguientes suelen ser ¿Niños? ¿De qué edades? ¿Van al colegio? Si no, siguen con: ¿Familia, hermanos, padres? ¿cuál es tu trabajo? ¿cuánto cobras? Estoy por hacerme unas fotocopias con todas las respuestas, de veras que son siempre las mismas, y dárselas en vez de estar pensando... Welcome to India.

Quiero conocer a quien me dicen es una excelencia en Ayurveda. Un viejuno perdido en un pueblo al que se accede por un camino que ni las cabras quieren. Previamente a partir pregunto tres veces, tres, si el tipo en cuestión habla inglés. Antes de que cante el gallo me ponen frente al personaje, le saludo, le explico mi vida y lo que quiero… y se me queda igual. "Do you understand English?" le digo. La callada por respuesta. Ni papa de inglés. Welcome to India.

Voy a la Oficina de Correos, la pregunto al indio si es posible enviar aceites ayurvédicos, líquidos. Yes, yes, no problem. Como siempre, le vuelvo a preguntar muy despacio, con la misma respuesta. A los días aparezco con un paquete con más de 5 kilos de productos: No, no se pueden enviar líquidos, me dicen hoy. Welcome to India.

Estar en el cíber, acabando este escrito, y oír un sonoro pedo, sin  complejo alguno. Lo mismo, que es más grave, cuando te están atendiendo en una tienda, con regüeldos de regalo... Welcome to India.

Pese a todo esto y más, se hacen querer estos indios.

Mi nueva droga: el zumo de piña.

Estanque de lotos, el mas grande que vi jamas, en Kerala (sur India).
 
Estanque de lotos, gracias Fanny por la foto (rima!!)
  
Espectaculo musical y teatral de Kerala (India): Katakali.

Espectaculo musical y teatral de Kerala (India): Katakali.

Espectaculo musical y teatral de Kerala (India): Katakali. En medio hay un payaso pero no es el circo!
Muy util: llevar una rueda de repuesto totalmente lisa. India.

Otro ejemplo de rueda lisa... Si la veis de cerca es mas plana que el encefalograma de nuestro presidente.

Se puede ser cutre, pero no tanto como los responsables de propaganda del DYFI (Partido Comunista Indio)
Ojo a la derecha: DIVERSION. Siempre quise vivir en ese pueblo.

Menos mal que las fotos no se oyen. Aqui, tocando con musicos indios (que si saben)

A este indio lo pille con las manos en la fucking masa. Esta haciendo chapatis.

Nunca vi tanta foto del CHE juntas.

Y eso no es nada, detras de mi habia un tigre enorme, se me tiro pero lo repeli con una patada y un pedo (a esto ultimo es cuando salio huyendo)

Ay quien maneja mi barcaaaa, quien? que a la deriva me llevaaaaa...

Si, elefantes, hay que ver que listos que sois.

Y esto?? Pues tambien, elefante muerto, pero elefante.

Shookur del Pantalams Home Stay me lleva por sitios super reconditos de Kerala y Tamil Nadu.

Cuanta belleza. Son unos soles estas crias.

Si, pone Maricon. Yo tambien lo pregunte: es una marca de baldosas.

Asi aparca mi colega Shukoor, en pleno NO PARKING. Ole!

Shukoor me lleva a ver lugares que no conozco en ninguna de mis ya 3 visitas a Kerala y Tamil Nadu. La presa de Idduki. Tuvo que convencer a nu poli para que nos dejasen entrar.

Aqui hay menos corazones, pero los hay.

Pase unos very funny days con Fanny.

Se llama Jackfruit, dentro hay mogollon de pequenos frutos muy sabrosos, como toda fruta de Kerala.

Esta para los catalanes huelguistas.




domingo, 3 de marzo de 2013

AIRE (2)




Vipassana Days


Desde crío escuchaba una canción de La Polla Records, "El Gurú de Katmandú" que con ironía decía así:



Has venido a salvarme, de la otra parte del mundo

me traes la solución a todos mis problemas

Paradójicamente no ha sido el gurú quien ha venido a mí, sino que llegue a Katmandú en busca de uno, S. N. Goenka. Más bien de sus enseñanzas: la meditación contenida en los más antiguos tratados budistas, y presumiblemente la que realizaba el mismo Buda. Durante doce días, realmente once, enseñan este precioso tesoro que se llama Vipassana. Once horas de meditación diaria que pasan por ser momentos duros unas veces, hermosos otras, sorprendentes cuanto menos, e indefinibles las más; y que dejan una sonrisa al acabarlos que ningún polvo, garantizado. No puedo explicar mucho con palabras, sólo recomendar esta práctica a todo el mundo, a todo (¿me dejo a alguien?)



La cosa está movidita...

El segundo día en Katmandú empezaba como han sido todos, desayuno con Shambhu y hablamos de lo movido que es este país tan singular. Ayer subieron un 43% el precio de la bombona de gas... de la noche a la mañana, como el que no quiere la cosa. Salgo a la calle y al bajar de Samakhushi veo gente y gente subir, corriendo... asustados, coño, ¿qué pasa? Sigo bajando... me dicen que hay una manifestación, que es peligroso... ok, sigo bajando, esquivando al gentío. Abajo, han cortado la calle, me acerco, el espectáculo es la leche: Gente cabreada, policía intentando aguantar aquello, piedras que vuelan... ufff, la poli me dice que me vaya, pero veo que los 500 tíos que tienen delante se los van a merendar (yo no me pierdo esto... no me muevo aquí). Y así es, viene la peña, y los hacen retroceder... vienen más, les pregunto que qué ocurre, y me cuentan que están allí y así por el precio del gas. Ole vuestros cojones. Me voy pensando que si en mi país las cosas fuesen así se pensarían subir los precios como los suben de necesidades básicas como el agua, luz, gas, etc... pero no haré apología de la violencia, que eso es de gente mala, muuuy mala.



A la mañana siguiente paso a la misma hora, el mismo show, esta vez más tranqui. Es una mani de estudiantes, que me dicen que el gobierno ha rectificado y ha bajado el precio del gas (seguiré sin hacer apología de aquello, prefiero que suban y suban el precio de las cosas a que me tilden de violento...). Sinceramente, les felicito. Han ganado una batalla.



Días mas tarde, a la semana de aquello nueva huelga. Quieren echar abajo el gobierno. En 2010 ya me chupé una huelga indefinida que duró nueve o diez días... esta vez van más de tranquis. Sólo un día en el que Katmandú es otra Katmandú: las calles están vacías de coches, motos, ruidos, polución... y por contra es la gente quien las toma. Veo otra ciudad, no es la misma que ayer, ni la que vi al día siguiente. Se vivía una "calma tensa", que suena a topicazo pero no encontré mejor forma de sentir aquel día.



Sí... la cosa está movidita. Un día antes de visitar Boudnath, una estupa budista cerca de Katmandú, un monje tibetano se ha quemado vivo a lo bonzo. Me lo dice otro monje allí mismo, después lo he visto en los medios. Por suerte para mí no lo vi (por un día...); por desgracia para él, murió poco después en el hospital. Su protesta era contra las medidas del gobierno chino en el Tíbet. Hace el número 100, exacto, de monjes que desde 2009 se han inmolado a sí mismos por el mismo motivo.



Tibetan Singing Bowls



Allí, en Boudnath, en 2010 intenté que el considerado por muchos mejor maestro de Nepal en la terapia de Cuencos Tibetanos, Santa Ratna Shakya, me diese clases. No pudo ser, estaba en Europa haciendo lo propio. Esta vez, con más antelación contacté con él. Un tipo adorable, y tan serio como alegre maestro. Ha dado una vuelta de tuerca a mi vida profesional en casi una semana de curso, estoy más que contento.



Los cuencos tibetanos funcionan, sanan, mediante la vibración y el sonido. Hasta ahora había estado jugando con ellos. Santa Ratna Shakya me ha enseñado durante estos días mucho de ellos, mucho. Me llevo un buen pack: seis cuencos de su tienda (tiene fabricación propia, artesanal). Poco después me hago con uno más, de otra eminencia nepalí de los cuencos tibetanos: Sree Krishna Shahi, en Swayambunath, quien me enseña más materia en la terapia, pero solo un día.



Mocos negros



Dejar de fumar y venir a Katmandú es algo paradójico. El humo, el polvo, hacen que además de taponarse más la nariz, al sonármela los mocos no sean verdes sino negros. Al llegar a casa parece que vienes de la mina en vez de esta tan hermosa como caótica ciudad.



Las mañanas desde la terraza muestran una panorámica con una intensa y enorme nube sobre los tejados, que no deja ver mas allá de un kilómetro. Sólo el día de huelga general, sin vehículos rulando, permitía vislumbrar las montanas lejanas.



No quiero imaginar mis pulmones... Pensando que sería más sano dejar el humo, ahora me coloco con el CO2 de los motores a ruedas.



The Momo Experience



Los Momos son una de las típicas comidas nepalíes. En Lainchour como a cuerpo de rey, en un país republicano. Cada día les felicito y agradezco lo buena que está la comida. Una tarde Sharmila y Shambhu me enseñan, de nuevo, como hacerlos. Ya aprendí la otra vez, pero el no practicar es lo que tiene. Esta vez creo lo recordaré. Se hace una masa con harina, agua, sal y poco aceite. Se cortan láminas que se aplanan con el rodillo, y dentro se rellena de vegetales (en mi caso, claro). Se cierran los momos con un arte increíble, un juego de dedos que sólo con manos nepalíes puede quedar bien... A mí me salen muy chungos. Después al vapor, y lo acompañan con una salsa de tomate y cacahuete (y picante, claro... si no, no les vale). El resultado es tremendo. También me enseñan a hacer Alu-Parothas, con la misma masa y patata.



A las 19h, ya nos avisó de antemano Shambhu, se fue la electricidad, y seguimos a la luz de las velas. Katmandú vive también con pocas horas al día de "power" como dicen ellos. Pueden estar tranquilamente más de 12 y 16 horas sin luz. Lo cual, añadido a que sólo viene agua corriente cada seis días, y necesitan el power para subirla a los depósitos, hace el vivir aquí algo no muy fácil. Pero los nepalís son muy valientes. Nosotros nos cagaríamos patas abajo...



Los Khadgi me han cuidado como a un hermano los jóvenes, como a un hijo los mayores. Creo que he cogido algún kilo. Unos días arroz, con sopa de lentejas; otro día fueron pizzas, especiales, con Shambhu. Por no hablar del té, que no ha faltado en ningún momento.



Ram Bahadur Bomjon



En 2006 supe de un crío de 15 años que había tomado la firme determinación de meditar sin descanso. Era en la zona rural al Este de Nepal, y llamó mi curiosidad. Seguí su pista a veces por internet, hasta que el chaval decidió irse a las montañas a seguir su vía espiritual. Había conseguido estar días y días sin moverse, en constante meditación. Varios periodistas occidentales cubrieron la noticia, entre ellos la gente del Discovery Channel: lo filmaron durante 4 días, con sus 4 noches a ver qué pasaba. Y todo lo que pasaba era que no se movía, permaneciendo en constante estado meditativo.



Su nombre Ram Bahadur Bomjon. Escondido al mundo desde entonces.



En 2010 encuentro a un nepalí autóctono de Nammobuddha, un pueblo donde a veces aparece, me dice. No pudo ser el ir, o mejor, no tenía que ser el ir. Hace unos días, andando con mi hermano nepalí Raju tomamos té en la vieja Katmandú. En eso de las "coincidencias" me encuentro a un monje, lo saludo y tras entablar larga conversación de esto y lo otro y lo del mas allá le pregunto sobre su maestro. Me dice que quizás no lo conozca, que su nombre es Ram Bahadur Bomjon. Por un momento no sabía si estaba despierto... Se sorprendió de que lo conociese. Le pedí si podía ir a verlo. Me indica dónde está, pero que si voy solo 3 ó 4 días no cree que sea fácil verlo. No aparece todos los días ni ante sus discípulos, sigue en constante meditación.



En cuestión de minutos me encontraba haciendo la maleta. En menos de 24 horas ya estaba en su Comunidad. El viaje para llegar es tortuoso... mucho. Y me indican que mejor no decir abiertamente dónde está el lugar. Sólo se transmite entre gente del rollo. La cantidad de devotos que quieren verlo y la de gilipollas que quieren ir a joderle es amplia. Por suerte el primer grupo es más numeroso que el segundo, pero haberlos haylos. De él había oído, además de toda clase de alabanzas, también toda una serie de sinsentidos que tras estar viviendo allí puedo afirmar son fruto de la ignorancia, el desconocimiento y la envidia: que no es cierto que medita sino que pasa el tiempo, que lo hace todo por el dinero, que una vez pegó a 17 personas y a 2 policías nepalíes (esta es la que más gracia me hizo), que vive a todo lujo, que tiene guardaespaldas, que tiene mal carácter...



Tuve la gran suerte, o mi karma estaba predispuesto para tal, o lo que sea, pero tuve la oportunidad de tener un encuentro personal con él, lo que llaman Darshan. No siempre aparece, a veces en una semana no sale de su estado meditativo o al menos no sale de la caseta que tiene por vivienda. Ver donde vive su Comunidad, estar frente a él, que me tocase, poder tocarlo, que me mirase... todo eso y más, queda en casa.



Lo que si diré es que pienso en las antiguas comunidades de cristianos primitivos, o incluso en los primeros tiempos de Buda con sus discípulos... y no creo que fuese muy diferente del estilo de vida que lleva Ram Bahadur Bomjon y sus monjes. Una experiencia que superó cualquier encuentro con cualquier maestro hasta la fecha.



Katmandú



La etimología de Katmandú viene, según me explica Shambu de "casa de madera". El mismo me lo dice en Durbar Square, donde hay construido un templo en el siglo II d. C. en base sólo a madera, ni un sólo clavo, hierro o soporte se añadió. Las experiencias con él han sido muy gratas: ir con moto por lo viejo de la city, tomar té o momos en lugares donde solo un nepalí te puede llevar. Me ha explicado mucho de su etnia, los newari, y han quedado en el tintero más aventuras que hemos dejado para la próxima ocasión, por mi falta de tiempo, siempre de aquí para allá. Con Raju tomamos té en el Thamel varios días, hermoso barrio en el que cada vez que voy a Katmandú me encanta perderme con mi cámara. Y en Swayambhunath de nuevo volví a hacer girar las ruedas del Om mani padme hum, y ofrecer incienso y velas por quienes estamos aun aquí y quienes ya se fueron.



Cuerpos ardiendo



Al bajar de allí tropecé de nuevo con un crematorio al aire libre que ya en 2010 me sorprendió mucho. Esta vez no me quedé fuera, entré, y algo especial sucedió. Hay tres piras funerarias, y en una ardía un cadáver; en otra preparaban lo necesario para otro. Me quedé en la distancia, no quería mezclarme con la familia para respetar su duelo, y a unos 10 metros me senté tranquilo a practicar la Observancia. Fue la propia familia quien vino a ofrecerme un vaso de pepsi, y los mojes budistas me llamaban para que me sentase a su lado. Accedí, y de repente todo se llenó, como si de nieve se tratase, de una ceniza blanquecina que inundaba todo el aire, mi ropa, hasta mi vaso. No importó, fue tan especial. Vi que ofrendaban incienso de vez en cuando, y pedí si podía hacer lo mismo. Accedieron. Saqué de mi mochila un paquete y me acerqué al enorme calor de la hoguera encendiéndolos por aquella persona, según me decían, una mujer de tan sólo 55 años.



Cuando los monjes terminaron de entonar no sé si sutras, cantos... empezaron a recoger. Realmente la muerte aquí tiene otra dimensión. No estaban muy tristes y sólo un hombre, quizás el marido, tenía los ojos rojizos de llorar. No hablaban casi inglés, así que simplemente con la mirada y tocando sus manos me despedí de él y la familia, saludé a la pira ardiente juntando mis manos y salí con los monjes.




Durbar Square, Katmandu.

Durbar Square, con Shambhu (me colo para no pagar entrada, jaja!)

Mas del Durbar Square

La ultima del Durbar Square, y basta! que os vais a viciar.

Mi Buddha mas preciado: Manjushri. Siempre alla donde vaya.



Mas Manjushri... en la Nagel estupa del Thamel.

Mas estupas del Thamel, Katmandu.


Estupa de Boudanath.

Alguien quiere algo de KK?


Comunistas por todos lados. En este pais levantas una piedra y salen 4 comunistas.



Mucho Buddha por cualquier sitio. Katmandu.

Mucha policia... y mas huelguistas.

Boudanath

Boudanath

Uno de los dias de huelga. Normalmente hay muchos coches, motos, etc. Ese dia, ojo al guardia (izda) que dirige el trafico: esta mas aburrido que el copon.

Mariposas de papeeeel



Ruedas de oracion, con el mantra "Om mani padme hum". Quien quiera saber que significa que vaya al Google, quien no, a la siguiente foto.
Me encanta explorar mi nueva camara. Estupa en el Thamel, Kathmandu.

Bueno, ya lo veis, palomas. Y sus sombras.

El Sr. Buda, siempre alerta.

Platanos... me encanta esta camara.

Una de las mejores fotos del viaje, en lo viejo de Katmandu.

Mas huelguistas.

Menos poli.

No hace falta comentar: levante una piedra.

Raju, a la izquierda, bebemos soda.

Lo viejo del Thamel. Quizas tiene esa casa 200 aNos. Si, 200 culos, que no tengo N de EspaNa.


Buda, en la posicion que tomo al encontrar la Iluminacion.

El Thamel sorprende porque aparecen rincones inesperados en los que tras pasar una puerta aparecen templos. Hermosa ciudad Katmandu.

La esvastica tiene un significado positivo aqui. Pocos conocen la historia de Europa, y ni idea de que un loco en Occidente la utilizo para simbolizar su mente enferma.

Con Raju, por el Thamel. Que gran tipo.

Puestos de fruta, comida, en cualquier rincon. BBB

The Momo Experience! En Samakhushi.

The Momo Experience! En Samakhushi.

The Momo Experience! En Samakhushi.

Ya con luz de velas. The Momo Experience! En Samakhushi.

Mi "dai" Raju. Le estoy muy agradecido.

No comments.

Con Santa Ratna Shakya, mi maestro de Cuencos Tibetanos.

Humanidad, en venta. Razon: La sociedad.

Katmandu.

Katmandu.